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domingo, 26 de abril de 2020

Programa 26 de Abril 2020: Homilía del 9 de abril de 1978


EL MISTERIO PASCUAL


TERCER DOMINGO DE PASCUA



9 de abril de 1978

Hechos 2, 14. 22-28
I Pedro 7, 17-21
Lucas 24, 13-35

No es una paralela que va con el año civil, sino que diríamos, es como la hebra de oro que va engarzando nuestra historia concreta, nuestro año 1978. Por eso quisiera que tuviéramos muy presente el sentido, la mística, el mensaje que la Iglesia va dando domingo a domingo y que al escuchar a través de mi pobre palabra este mensaje divino, no se tenga en cuenta como decimos en la misa: "no te fijes en mis pecados sino en la fe de tu Iglesia". Deficiencias humanas puede haber, pero lo que interesa es que a pesar de las deficiencias humanas el mensaje está iluminando esta realidad; y si no ilumina nuestra realidad será una paralela que no se encuentra nunca con la vida. De allí que la homilía- y así se llama aunque se quieran reír de la palabra- ya es una palabra consagrada para explicar que el celebrante de la Misa tiene que aplicar las lecturas que se han hecho a la situación concreta de la asamblea que se reúne para decirles: esto no es consideración histórica, esto es realidad de nosotros hoy; esta palabra que se ha leído, aunque fue escrita hace muchos siglos, es palabra de un Dios eterno hablándole hoy aquí a sus salvadoreños reunidos en la Catedral o aglomerados en torno de un aparato de radio para reflexionar.
El Año Litúrgico se encuentra hoy como cuando el sol se encuentra al medio ida, en su cenit. El tiempo pascual son siete semanas, los cincuenta días desde la resurrección de Cristo hasta Pentecostés, que quiere decir plenitud. Es la luz de la redención en su momento culminante, es el misterio pascual, es la luz del resucitado que no ha muerto, que vive en su Iglesia y que le está hablando a los que lo siguen hoy en 1978.
Hoy terminan los tres primeros domingos del tiempo pascual en que la Iglesia como esposa embelesada en el recuerdo de su hermoso resucitado, recuerda pasajes históricos de esa revelación, de esa resurrección. Hoy se ha leído el pintoresco relato de Emaús que ustedes cantan en una canción de comunión: "Por la calzada de Emáus, un peregrino iba conmigo; no le conocí al caminar pero cuando partió el pan lo conocí; es El, que va conmigo". Desde el domingo siguiente, cuatro domingos todavía del tiempo pascual, van a tomar enfoques sintéticos como resúmenes del Cristo que vive.

EL DOMINGO DE LAS VOCACIONES




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